Los fenicios, en lo religioso, comenzaron por adorar piedras y árboles, a los que consideraban objetos divinos. Las piedras sagradas que llamaban Metilos, es decir, morada de Dios, eran comúnmente guijarros duros y negros con formas cónicas o de huevo, a veces aerolitos caídos del cielo. Los árboles sagrados eran unas veces árboles verdaderos, otras columnas de bronce adornadas, que terminaban en un cono.
Los fenicios en los altos lugares, es decir, en la cima de las montañas, erigían, también, altares hechos con una piedra grande y columnas de la misma materia. Todos los fenicios creían en un dios que llamaban Baal, es decir, el dueño, y en una diosa que llamaban Baalit, es decir, la señora, o Astarté.
Baal era. el sol bienhechor que iluminaba la Naturaleza y esparcía la vida, pero también podía ser sol ardiente que seca las plantas y da la muerte. Se le representaba, a veces, como figura humana, otras como un toro, o una figura humana y cabeza de toro. Se le creía caprichoso y sanguinario. Para satisfacerle se degollaban seres humanos, y creían que le era particularmente agradable el sacrificio de los hijos propios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario